Tipos de combustibles fósiles
Los combustibles fósiles son cuatro: petróleo, carbón, gas natural y gas licuado del petróleo. Se han formado a partir de la acumulación de grandes cantidades de restos orgánicos provenientes de plantas y de animales.
Los combustibles fósiles son recursos no renovables ya que al contrario que otros recursos de origen biológico, como la leña, el carbón vegetal, el biodiésel, no se pueden reponer a corto plazo.
La quema de grandes cantidades de reservas de combustibles fósiles aumenta considerablemente el calentamiento del planeta produciendo grandes catástrofes climáticas como inundaciones, sequías, terremotos, que afectan a la población.
El petróleo y sus derivados tienen múltiples y variadas aplicaciones. Además de ser un combustible de primer orden, también constituye una materia prima fundamental en la industria, pues a partir del petróleo se pueden elaborar fibras, caucho artificial, plásticos, jabones, asfalto, tintas de imprenta, caucho para la fabricación de neumáticos, nafta, gasolina y un sin número de productos que abarcan casi todos los productos del campo.
Carbón
El carbón se utiliza como combustible en las centrales termoeléctricas
La importancia del carbón radica en su capacidad calorífica, que permite su uso como combustible, y en la posibilidad de obtener de él materias primas para la industria carboquímica, que posteriormente pueden utilizarse en la elaboración de otros de artículos.
El gas natural está compuesto principalmente por metano, un compuesto químico que se encuentra bajo tierra, habitualmente en los mismos yacimientos en los que se almacena petróleo.
Se extrae mediante tuberías, y se almacena directamente en grandes contenedores de aluminio. Luego se distribuye a los usuarios a través de gasoductos.
Ventajas y desventajas del combustible fósil
Son muy energéticos.
Son fácilmente almacenables y transportables.
Son fácilmente almacenables y transportables.
Desventajas
Su extracción y su combustión aumentan la proporción de gases de efecto invernadero, como el metano y el dióxido de carbono.
Su combustión y procesado liberan a la atmósfera elementos tóxicos, como arsénico y mercurio, lo que no sucede con los combustibles obtenidos de la biomasa.
Los combustibles fósiles no son renovables, por lo que se agotan progresivamente las reservas, dificultando su extracción y afectando a su precio.
Son recursos de gran valor económico, y su distribución geográfica no es homogénea, por lo que su explotación puede originar o catalizar conflictos.
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